Esta semana he venido trabajando en algo que para mí ha sido difícil de manejar a nivel personal (La postergación de las actividades) o mejor conocida como la Procrastinación.

Después de analizar las solicitudes que me realizan las personas sobre los temas a manejar, me di cuenta de que existe una gran cantidad de personas que como yo, también postergamos las cosas y que en la medida que se van acumulando nos vamos sintiendo emocionalmente mal, nos cuestionamos y juzgamos nuestra “Forma de Ser” pues sabemos lo que en teoría debemos hacer pero no lo hacemos.

La procrastinación es solo la palabra para describir lo que no hacemos, pero disfraza una emoción – EL MIEDO – y con el miedo viene la CULPA, nos sentimos mal y nos menospreciamos porque sabemos lo que tenemos que hacer, no lo hacemos y cuando ya no nos alcanza el tiempo, nos juzgamos o culpamos a algo o alguien más.

¿Miedo a qué o quién? – Al resultado y a uno mismo.

Anteponemos el resultado de la tarea como un fracaso o argumentamos nuestra falta de preparación para la tarea, lo que hace que nuestra mente lo vea como algo poco agradable, provocando la huida con actividades que nos parecen mucho mejores, menos estresantes, pero que nos alejan del cumplimiento de lo necesario o lo que nos habíamos propuesto.

¿Qué puedo hacer para dejar de procrastinar?

No creo que exista un modelo único para dejar de procrastinar, pues todos tenemos una visión del mundo única y hemos estructurado creencias que harán resistencia en nuestra vida para evitar que progresemos. El cambio no es fácil, pregúntale a cualquier psicoterapeuta o tal vez a un monje budista, sin embargo, con todo y esto podemos dar pequeños pasos en dirección a ejecutar lo que nos hemos propuesto o comprometido hacer.

  1. Observa que hay detrás de la tarea: ¿No te sientes preparado?, ¿Sientes miedo de no hacerlo bien? ¿La tarea puede generarte un problema o es desagradable para tí? ¿Perdiste en el pasado y te da miedo perder de nuevo? Conocer que esconde la procrastinación te dará el punto de partida para poder atacar de raíz tu desmotivación en la ejecución de la tarea.
  2. Al cerebro le encanta generalizar, esto le permite reducir energía y categorizar todo para sacarlo cuando sea necesario, sin embargo, esto nos hace crear tareas demasiado grandes que nos pueden parecer abrumadoras, por tanto, toma cada tarea a realizar y desagrégala en varias subtareas sencillas y de rápida ejecución, haciendo esto podrás darle a tu cerebro descargas de dopamina al ir cerrando objetivos volviendo la tarea mucho más placentera creando una atmósfera de productividad.
  3. No te llenes de tareas, trata de programar entre una (1) y máximo cinco (5) actividades. Programarse demasiadas tareas hace que tengas que postergar para el día siguiente tu listado de actividades sin cumplir, acumulando y creando un ciclo interminable que genera estrés, ansiedad y culpa.
  4. Trabaja en tu mente y tu cuerpo. Eres lo que piensas y haces. Revisa tus pensamientos, lo que comes, tus hábitos y estructura estrategias para acallar lo que no quieres en tu vida. Aplica el pensamiento inverso frente a tus juicios como “No soy capaz” o “¿Por qué Soy así?” y cámbialos por “Soy capaz” y “Tengo las capacidades para ser mejor”.

Todos sabemos que pasa con nosotros, en el fondo tenemos las respuestas a todas nuestras limitaciones, así que tú tienes el poder para crear la vida que quieres.

“Juntos podemos equilibrar y potencializar nuestros resultados”